7 de noviembre de 2011

Tus manos no se fueron nunca

Tus manos no se fueron nunca,
aun cuando el frío de esta soledad
me muestra su lado más azul,
aún siento tus manos cerrando mis párpados.

El silencio es más fuerte desde que te fuiste,
más fuerte que tus besos,
más ensordecedor que tus suspiros.
El silencio se convierte en ruido si no es contigo.

Ya no leo libros viejos desde tu partida,
el pasado en sus páginas ahora es mi presente
que se desgasta por adelantado
borrando los trazos suaves
del retrato tuyo en mi mente.

Hoy olvidé mi nombre,
tu voz hacía que cualquier palabra lo fuera,
y ahora que no te escucho
siento que dejé de existir.

La noche perdió su magia,
que me daba flores a las que transformé
en palabras para regalarte al día siguiente,
nada es más oscuro que tu ausencia.

Supiste hacerme entender
que no hay que dejar un beso en un 'hubiera',
que es mejor que sea un 'fue' para toda la vida,
aunque nunca vuelva a ser.

La continuidad de la vida
se apagó como una vela expuesta al viento,
quisiera que fuera tu respiración
para que no importe lo escaso de tu luz
una vez sienta tus brazos rodeando mis sueños.

Aunque tus manos no se fueron nunca,
la realidad es otra... Eso es lo que yo quisiera.
Dejaré que el tiempo corra como debe
y mientras tanto un vestigio de tu recuerdo
me permitirá volver al pasado,
esos días de risas y sustento
cuando tuve un nombre...
Cuando estuve vivo.

2 comentarios:

Moniquita dijo...

Oh por Dios!! Éste está para llorar amargamente viendo una chick flick tipo Los puentes de Madison!! Lindo texto... muy lindo!!!

Oscar Estrada dijo...

Jaja!! Los puentes de Madison, eso estuvo genial :) Muchas gracias Moniquita, espero sigas pasando por aquí más seguido. Un abrazo apretadito!