11 de julio de 2011

Paz y libertad

Cada hoja que cae al suelo
soñó con volar y murió en el intento.
Las aves nacen y tal vez piensen que son hojas,
un día vuelan y conocen de libertad.
Yo un día volé y sin embargo no me sentí libre.

Una madrugada lloré sentado a la orilla del lago
pidiéndole que me diera de su paz;
el lago no dijo nada, sólo calmó sus aguas
y reflejó el amanecer de aquel día.

A diario nos preguntamos
a dónde va el pasado que nos abandona
a cada segundo que pasa,
la vida corre, la noche siempre llega,
alguien quema incienso en algún lugar
y sin embargo las heridas llegan para sanar,
algunas rápido, otras lento...
pero siempre sanan.

Una tarde me senté en una acera de Antigua Guatemala
a silbar mientras tocaba mi guitarra,
cuando un desconocido de cabello blanco
se acercó para decirme
que mientras haya música habrá esperanza
en cualquier día que parezca oscuro,
luego desapareció en una esquina;
ese día supe que quería ser músico.

No importa tanto si caigo ante un supuesto destino
mientras me levante sabiendo
que no soy una hoja perdida en el viento,
aun si no volare como ave en el cielo,
la libertad es más que flotar en el aire;
es saberse libre con los pies en la tierra
y hacer sentir libre a alguien más.

Empiezo a sentirme uno con el río
que fluye para encontrarse con el mar;
la sal me preservará los sentidos,
otra playa será mi destino
que traerá otras montañas,
otras hojas que mueren,
otras aves que vuelan,
otro amanecer reflejado en mis ojos
que esperan a los tuyos
para que el ciclo vuelva a empezar...
Hay paz en cada uno de nosotros.

2 comentarios:

CiLuNa dijo...

Me encanta como escribes!! No dejes de hacerlo y gracias por compartirlo. Es como una inspiración que invita a la reflexión.

Oscar Estrada dijo...

Muchas gracias! No te preocupes, no creo poder dejar de escribir; si dejo de hacerlo, muero aunque viva; y si escribo, vivo aunque muera. Gracias por tu apoyo, un abrazo de los fuertes.