4 de octubre de 2010

Qué bueno que llegaste

¿Realmente pensaste que no te encontraría?
Tus labios, tu forma de hablar,
los pasos que has dado hasta hoy sin mí,
todo ha sido un sendero en el tiempo
el cual me trajo a ti.

Te veo un tanto lejos,
tu mano extendida,
un beso tuyo a distancia mientras los dos sabemos
que no es una despedida sino un hasta pronto.

Todos tus besos que, con dulce ironía,
aunque tibios, enfrían hasta el hueso,
besos que no son prohibidos
porque son tuyos y míos… De los dos.

Encontrarte es dedicarte cada suspiro,
cada acción de paz entre guerras inéditas;
qué importa si es hasta hoy,
encontrarte valió la pena esperarte,
tocarte mejor que soñarte… Debo amarte desde siempre.

Fue tan emocionante verte por primera vez,
reconocer tu calor y aroma en un abrazo,
llevo toda una vida buscándote.

Podría estar contigo siempre admirando tus manos,
escucharte y esperar la siguiente sonrisa,
verte andar y con eso comprender
el misterio de por qué la existencia
permanece en constante movimiento;
nada al azar, todo calculado como tus huellas en mi imaginación.

Pero nada se compara a llevarte en el corazón
como parte de mi vida ahora que mi vida es tuya.
Qué bueno que llegaste.

No hay comentarios: