2 de septiembre de 2010

Una noche

Una noche más en que me rehúso a dormir,
hay tanto qué escuchar en el silencio
mientras el cielo se vuelve una fábula
y las nubes me cuentan historias
de tanta gente que ya ni las voltea a ver
por recoger migajas en el suelo de nadie.

Mis perros me observan de vez en cuando,
con una mirada desvelada como diciéndome
que me vaya a dormir y apague la luz.
Mientras tanto la noche me sigue importando poco,
hay tanto por hacer, pensar, soñar despierto,
sin apuros, pero con vértigo
que estira mis pensamientos.

Ya casi amanece, por costumbre sale el Sol,
en lugar de gallo que me cante
tengo bocinas de autos a lo lejos,
una cama que me extrañó mientras yo comprendía
que cada final no es más que un nuevo comienzo
si aprendo a moldear los elementos
que me trae la vida en el día que recién empieza.

Iré por las calles sin importarme las apariencias,
al contrario de todos, que olvidaron el espejo
pero están ocupadísimos viendo a los demás.
Algunos se preguntarán,
¿quién es este que hace ritmo con las manos
sin música en el ambiente?
Si la melodía no siempre debe venir de afuera
sino desde adentro mientras haya felicidad.

Canta y sonríe frecuentemente,
aún no es prohibido ser uno mismo.
Una noche más en que me rehusé a dormir,
hay tanto qué escuchar en el silencio…
Hay tanto qué escudriñar dentro de uno mismo.

1 comentario:

CiLuNa dijo...

Esperando que cada comienzo realmente sea el último. =(