8 de septiembre de 2014

Manojos de tiempo

Todos nacemos
con un manojo de tiempo entre las manos,
el cual vamos moldeando a nuestro antojo
hasta que la influencia de terceros
moldea nuestro tiempo
como ladrones intrusos en casa ajena.

Mientras corre ese tiempo,
los caminos son muchos
pero el fin sólo es uno.

Abrázame mientras puedas,
para compartir mi calor contigo
ahora que lo tengo.

Camina a mi lado,
escucha mis sueños,
conoce mis ideas
y dame palabras de aliento
cuando sea necesario.

Siéntate conmigo en la banca de algún parque,
ignorando a la demás gente,
imaginándonos que todo este mundo
es sólo nuestro.

Yo estaré aquí lo que quiera la vida
y después de todo esto
yo sólo seré una de tantas historias
al igual que tú.

Llórame cuando me haya ido,
o tal vez no me llores
porque ninguna lluvia me hará volver.

Por eso, ríe conmigo en estos manojos de tiempo,
el tuyo y el mío,
porque ahora es lo que importa.

Mañana tú te habrás ido o yo me habré ido,
y nada hará volver al hoy
que entonces será tan solo pasado.

Y es que bien lo dijo Horacio:
«Carpe diem, quam minimum credula postero».
Aprovecha el día,
como si creyeras que no habrá un mañana.

No hay comentarios: