19 de julio de 2013

Me veo caer

Quiero decir mil cosas y maldecir sólo unas cuantas,
pero termino diciendo sólo unas cuantas
y maldiciendo mil cosas.

Algunos días deberían poder borrarse para siempre
cuando las cosas salen mal,
cuando todo pasó de gris a completo oscuro
y la noche es sólo una continuación de todo.

Me veo caer,
algunas veces logro flotar
y otras veces me arrastro
como se arrastran y desaparecen las nubes.

Quiero ver por una vez,
al menos una sola vez
el camino limpio y sin fracasos,
porque duele tanto tropiezo.

Quizás en uno de estos días
vuelva a sentir las cosas como solía sentirlas,
o tan siquiera recordar lo que se siente
no tener miedo, miedo a caer y a levantarme.

Desaparecer parece atractivo,
aquí se adoran sepulcros y se apedrean a los vivos.

Sentir no es suficiente,
dejar de sentir, tampoco;
hablar no siempre funciona,
callar, tampoco.

Cuando el equilibrio es poco,
las cosas pierden el sentido de pertenencia
transformándose en este desorden acumulado
que quiebra y desespera.

Un día, algún día podrá volver todo a la normalidad,
cuando yo le haya dado la espalda a todo y a todos,
porque al parecer de frente nada logra avanzar;
sin embargo, algunas cosas deberían retroceder.

Voy a la orilla del abismo,
o todo cambia o nada parecer tener algún sentido.

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