17 de diciembre de 2012

Creo que es justo que sepas

Creo que es justo que sepas
que tienes la luz más perfecta,
porque encuentras la manera
de hacer que el día nunca termine.

Podría decirse que el mundo empezó
cuando empezó tu vida,
o por lo menos cuando esa vida
apareció cerca de la mía.

O quizás podría decirse también
que tu mirada creó el camino
para que todo girara y encontrara un sentido
en el desorden del universo antes de ti.

Antes de ti no había horizonte,
por lo tanto, no importaba si amanecía o atardecía.
Antes de ti no hubo paz,
por lo que el mundo era solamente eso...
Un lugar sin tu nombre y sin tu piel.

Por un instante, cuando sonríes,
logras suspender el tiempo y el espacio,
allí quisiera quedarme por siempre
en el eco de tu voz cuando sonríes.

Aunque estés lejos (aun estando tan cerca),
agradezco por lo menos poder observarte
y sin que lo notes poder amar el movimiento
de tus manos pequeñas.

Estos días son tan inútiles
por no saber cuándo volverás a aparecerte,
y sin embargo esa es la esperanza...
La cosquilla en el pecho por creer que será pronto.

Hoy amanecerá en tus ojos
esa dulce mirada que cobija mis sueños,
y si algún día lees esto
estoy seguro de que sabrás quién eres,
porque algo muy adentro de ti
conoce de suspiros y de esa forma idiota de querer.

Gracias por hacer que amanezca,
desde lejos (aun estando tan cerca)
veré tu luz y sentiré tu calor
sin que sepas que mi vida es mejor
desde que descubrí el mundo que has creado para mí
sin que te dieras cuenta.

9 de diciembre de 2012

Escasez de color

Hay días con escasez de colores,
con voces opacas y fría distancia
entre el alma y el cuerpo,
entonces la música es lo único
que parece tener algún sentido.

Rock n' roll, un poco más fuerte,
por favor lastima un poco más mis oídos,
eso siempre es un dulce dolor.

Si tan solo algunos días
pudiera caminar sin tocar el suelo
para no sentir la frialdad de este mundo
y conservar el calor de otros amaneceres.

A las personas ya no las hacen como antes,
y este vago itinerario de la vida
ni siquiera es rutina,
es simplemente la suma de toda indiferencia.

Calma, ¿en dónde estás?
Paz, no vengas a decirme entre un susurro
que te quedaste dormida en el regazo
del pasado congelado en memorias muertas.

Hace falta aprender a valorar los silencios,
porque algunas palabras hieren tanto
que es mejor estar callado
a convertirse en el verdugo de alguien más.

Cántame, noche, otra más de esas melodías
con las que traes insomnio y me abrazas,
baila con tus luces, estrellas, distancia
y oscuridad profunda que alimenta mi curiosidad.

Quiero un amanecer distinto,
deseo saber que el dolor desaparecerá con la madrugada
y que la luz al fin traerá claridad verdadera,
porque hoy, precisamente hoy...
hay escasez de color y veo mi alma en blanco y negro.