28 de febrero de 2012

Extrañarte (comienzo).

Extrañarte es verte en mis sueños,
es andar en solitario
rogándole al cielo
que cada paso me acerque más a ti.

Es sentir que el mundo no funciona,
que el aire es un intruso
al cual expulso en suspiros;
es sentir que el viento arrastra
las hojas muertas de los árboles
por no arrastrar mi existencia
desintegrada por tu ausencia.

Extrañarte es pedirle al vacío
que se llene contigo,
es esperar que tu mirada
vuelva a traer amaneceres
y por fin se acabe esta noche eterna,
en que por extrañarte
te pinto con letras y te pienso en azul.

Extrañarte es estar seguro de que volverás pronto,
aunque en realidad nunca lo harás.

17 de febrero de 2012

Los días grises también quieren tu calor

Quiero irme lejos de tu mirada
para no tocar el cielo por un momento,
para encontrarme tocando el suelo
y retomar mi vida
o lo que fuese que tenía antes de ti.

Debo olvidar el color de tu piel
para borrar este dolor de no tocarte,
de no poder llenar mis manos contigo
y en cambio tener que acariciar estas sombras
en el claroscuro de tu ausencia.

Necesito olvidar que me gusta pensarte,
que me agrada llenar mis días
con el estímulo de llevarte en mi mente
y aunque sea en sueños creer
que pronto estarás cerca de mí.

Algún día podré vencer este miedo
a no llevarte conmigo todo el tiempo,
pero mientras ese día llega,
a mi vida le sobra brillo
si tu primavera constante me acompaña.

Mejor será olvidar tu sonrisa
o el color de tus labios,
nada es más cautivador que eso;
intento pensar que ni siquiera existes
cuando de pronto el brillo de un amanecer
avienta tu retrato sobre las flores que recién nacieron.

Quiero irme lejos de tu mirada
o lo que fuese que tenía antes de ti.
Debo olvidar el color de tu piel
en el claroscuro de tu ausencia.

Así de permanente es tu imagen en mi mente,
así de fiel, como la realidad en la que habito
y en la que también habitas tú,
aunque lejos... Pero, bendito yo,
en la misma burbuja de espacio que tú.

Besa la lluvia, los días grises también quieren tu calor.