30 de julio de 2012

Se vale callar

Se vale callar
cuando eres todo lo que tengo,
o tal vez tengo mucho más
pero eres todo lo que quiero tener.

Si la vida sigue,
ya sea porque estés o porque no,
disfruto cada una de tus sonrisas
y el tiempo se detiene cuando estoy contigo.

Sobra decirte lo que siento
si en mis actos descubro
lo mejor que has hecho de mí
y por eso he decidido callar.

Se vale callar
a todas horas del día,
y en las noches le grito todo lo que a ti no te digo
al vacío el cual conoce y guarda este secreto.

Suelta el cielo una lluvia fría,
una a una las gotas transforman el viento
en un mar en donde me ahogo de tanto silencio.

Silencio, hay tantas cosas por decir
y sin embargo no las digo,
quizá por miedo a perderte...
Quizá por valor a guardar silencio.

Se vale callar
si eso hará que te quedes,
porque un minuto contigo
vale mucho más que una vida sin ti.

Se vale callar
para que el Sol salga todos los días,
y que la música aún imite el color de tu voz
para llenar mi espacio de partículas tuyas.

Se vale callar
mientras duele no abrazarte,
aun cuando mi piel demande de la tuya
ese calor distante que abriga a mis sueños.

Si recordar es vivir
entonces callar es morir,
y yo muero por ti todo el tiempo
mientras vivo callando lo que por ti siento.

Se vale callar
cuando eres todo lo que tengo...
y lo que no tengo.

21 de julio de 2012

El rincón de los olvidos

Un sueño ha colapsado
tras el filo de un rayo de luz
que quebró las sombras de un espacio
totalmente placentero para mí.

Descansa, a la vida le hace falta silencio.
Y es que allá afuera alguien grita:
¡Todos somos tan distintos!
A la gente ya no la hacen como antes.

Todo cuanto quiero está en el horizonte,
esa línea que es tan incierta
porque para algunos es el mar
y para otros una acumulación de montañas.

Aquí adentro algo duele,
algo se ha roto en soledad,
algo se ha quemado con la fricción
del tiempo en mis horas tristes.

Ya no hiere el pasado,
porque me he convencido de que
siempre hay algo de verdad en la mentira...
Te dice la verdad acerca de la persona que te miente.

Si estoy en silencio, taciturno, en quietud,
esa es mi paz; la calma que busco.
Ese soy yo, no hace falta querer convertirme
en alguien que no he decidido ser.
No hay nada qué hacer.

Esta esquina desde donde escribo
la he llamado el rincón de los olvidos;
aquí es donde más recuerdos he tenido
para llorarlos uno a uno mientras mueren.

Desde aquí, junto a tres perros
que me acompañan y me enseñan a ser humano,
voy encontrando el camino paso a paso,
ese que por momentos parece inhóspito
pero que en este punto muestra una señal
de advertencia o de esperanza:
La naturaleza siempre encuentra su camino a la felicidad.