9 de mayo de 2012

Yo vivo del aire que tú respiras

Yo vivo del aire que tú respiras,
porque sólo si vives entonces vivo yo...
Si mueres habré de morir yo también.

Afuera todo está en calma
cuando tu risa duerme,
cuando tus sueños nacen en la madrugada
y ni los árboles suspiran... Nada más que el silencio.

¿Qué has hecho para mudarte a donde quiera que vaya?
Flotas en mi cielo como nube
y te vuelves lluvia cuando mi piel más te necesita;
llueve a mares, diluvia sobre mis heridas.

Cada uno de mis pasos se fortalece con tu presencia,
por tus manos que transpiran luz
y tu mirada que indica el camino a lo eterno,
vives, ríes y lloras, mas no pareces de este mundo.

Eso de vivir déjaselo al tiempo
y eso de reír déjamelo a mí,
pero si por alguna razón lloras
deja que las lágrimas se abran paso en tus mejillas,
disfruta del frío que van dejando.

El rastro de una lágrima nueva
no es más que el sendero de una gota de sabiduría.

Sabrás contemplar mis instantes de quietud
cuando sin moverme pretenda parar un poco el tiempo,
he de quererte más tiempo a mi lado
y entonces tu calor habrá alejado todo el frío de la soledad.

¿Cómo logras ser parte de todo lo que me rodea?
Estás en el viento y en el agua,
en las luces de la ciudad y en los atardeceres de Antigua;
atardece en mí, pon tu insignia en cada una de mis noches.

Aquí todo parece indicar
que te has integrado a todo lo que soy,
así fue como siempre lo imaginé...
Tu sombra y la mía están teniendo una aventura.

Si mueres habré de morir yo también,
porque sólo si vives entonces vivo yo...
Yo vivo del aire que tú respiras.

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