30 de enero de 2012

Te quedaste dormida

Y nunca supe si en alguno de tus sueños
me abrazaste para no soltarme.
Te quedaste dormida
y jamás entendí si la luz del día
se apagó al caer el sol
o hasta ver caer tus parpados.

Cuando el silencio llenó la distancia
la noche cubría tu piel
y vi volar un ave hasta atravesar la atmósfera
para convertirse en nuestra propia luna.

Sigue soñando
mientras que yo grabo en mi memoria
tu respiración y tus latidos
para nunca olvidar la ternura de tu quietud.

La inocencia de tus ojos cerrados
trajo calma a mis pensamientos abiertos
que dedicaron un susurro que no nació
y se resignó a ser un profundo suspiro.

Mientras dormías esperé volver a tocar el suelo
y me descubrí soñando yo también,
debió haber algo sagrado en ese momento
en el que todo pareció perfecto,
en el que todo se volvió eterno.

Te quedaste dormida
y fue un instante precioso,
tal vez soñabas que podías cambiar al mundo
pero mientras dormías yo cambié,
porque al sentir tu paz alcancé la mía
cuando te quedaste dormida.

2 de enero de 2012

Ojalá así sea

Después de una tarde gris
queda el calor de tus brazos,
después del silencio necesario
queda el milagro de tu respiración,
después de todo... Después.

Hoy estás abriendo una nueva dimensión
que no tiene límites ni restricciones
entre el parpadeo y tu mirada,
un espacio nuevo, una verdad completa.

Los días son más sorprendentes
y la luz, incansable para cubrirte,
imita todo el brillo de tus ojos,
profunda y cálida existencia.

Nada es imposible
ahora que estás aquí,
tiendo a sentir al cielo más cerca de ti y de mí;
abrázame un segundo más, unas horas más,
llena mi tarde de caricias y alegrías
imaginando que la vida de pronto se redujo
a un par de manos que traen paz, las tuyas.

No pretendo llenarte de palabras ni frases arregladas,
pero mientras se vuelvan a cruzar nuestras miradas
te dejo este manuscrito a medias
que estará completo sólo hasta que vuelvas.

Sabes de momentos de quietud,
de horas llenas de risas,
de canciones que aún no existen,
de caminatas sin tocar el suelo,
de espacios repletos de fantasía.

Hoy valen más las estatuas efímeras
que forman las nubes que he visto contigo,
vale mucho más el frío
que tomas de excusa para acercarte.

Después de lo azul de tu ausencia
queda la esperanza de volver a verte;
después de todo, a nuestros caminos
les hacía tanta falta encontrarse,
y después de haberte encontrado
casi no hace falta nada más,
solamente volver a estar contigo
más pronto de lo planeado.

Ojalá así sea.