26 de abril de 2011

Azul

Atardece azul en mi mente, frágil como siempre.
Veo ríos que corren sin parar, sin sentido,
como huyendo del mar, su espuma y su arena,
o es que son mis lágrimas
que no han brotado hasta hoy
por temor a mostrar mi dolor.

Merezco un pañuelo a falta de tus manos,
que me sequen el rostro
y me digan que me quieres como yo a ti;
tanto tiempo y no has venido
y yo que he guardado el azul del cielo en mi mente,
aunque tú sigas ausente.

En ocasiones el dolor es una dulce gota de miel
al paladar de mis desgracias
y la nostalgia es un estilo de vida para mí.
Y es que no duele tanto el que no me quieras,
duele más ser como una hormiga en la gran ciudad...
Perdido sin ti.

Así son las tardes mientras pienso en ti,
grises y sin sabor, aunque con tu amarga ausencia.
Cae una rosa y tus parpados se cierran,
las nubes descubren al Sol y vuelves a despertar.

Créeme que no sé qué hacer,
la noche es una pausa entre suspiros
que me encarcelan en rejas invisibles
de tristeza y soledad.

Ya no tengo fuerzas
y se me borran las piernas a lo largo del camino...
pero aún quiero llegar a ti.

Azul... Hace frío como nace el brillo de ésta noche,
quiero decirte poemas que se traduzcan
en un suave susurro a tu frágil alma
de elástica eternidad.

Entonces tus labios parecerán más suaves que de costumbre,
tus ojos abrirán ventanas que alumbren mis sueños
y en la distancia ráfagas con flores
te dirán adiós... Adiós.