29 de mayo de 2010

Quédate

Quédate...
Siento la paz de mis días cuando estás aquí,
desde aquella tarde ya casi oscura
donde las luces de la avenida
marcaban tu silueta en movimiento simétrico,
con tus pasos suaves amenazando la distancia.

Quédate...
Fue lo que dijimos juntos sin decir una sola palabra.
Abrázame, tengo frío...
También lo dijimos sólo con vernos a los ojos.

Es corto el tiempo de una vida
para describirte a las estrellas que preguntan dónde estás;
duele querer volar con los pies atados de gravedad,
cómo duele cuando no estás.

Quédate...
cerca y fuerte,
si el viento consiente
acercarnos más,
camina otra vez...
pero esta vez a mi lado.